Oración de Intercesión
¡Oh glorioso San Antonio!
Por el ardiente afecto que tuviste a tu Jesús amado;
por la suavísima dulzura que infundió este Niño en tu corazón;
por aquellos privilegios que te concedió para hacerte tan loable y respetado del Cielo y de la Tierra;
Te suplico te dignes interceder por mí con tu eficaz patrocinio ante el Niño Jesús,
para que alivie las congojas de mi corazón, cure mis enfermedades y perdone mis pecados.
Intercede especialmente por el favor que hoy te pido... (expresa tu petición).
Recibe por siempre la gratitud de mi corazón.
Amén.
Reza un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
La fecha de celebración de San Antonio de Padua es el 13 de Junio de cada
año.
Algunos inician el 4 y finalizan el 12 de Junio el rezo de la
novena. Sí tienes alguna petición especial, puedes ofrecerla a San Antonio
para que te apoye con su intercesión, siempre que sea para gloria de Dios y
bien de las almas.
Primer Día
Novena a San Antonio de Padua,
Día 1
V/. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R/.
Amén.
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en
socorrerme.
V/. Gloria al Padre...
R/. Como era en el principio...
ORACIÓN INICIAL
Señor Dios de poder y misericordia, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, como la hizo en
tu siervo Antonio, nos convierta por su intercesión en templos de tu
gloria y nos guíe por los caminos que tú, Padre de bondad, quieres para
nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
Antonio, nombre que tomaría al vestir el hábito franciscano, nació de
familia distinguida en Lisboa hacia 1195 y en el bautismo recibió el
nombre de Fernando. A la edad de 15 años sufrió una fuerte crisis de
pubertad, lo que le movió a vestir el hábito de los Canónigos Regulares
de San Agustín en el monasterio de San Vicente de Fora, situado a las
afueras de Lisboa. Un par de años después, para librarse de las visitas
de familiares y amigos, que le impedían concentrarse en su vida
espiritual, pidió y obtuvo de los superiores el traslado al monasterio
de Santa Cruz de Coimbra, que era entonces el centro más famoso de
cultura sagrada en el reino lusitano. Allí pasó años decisivos para su
formación intelectual al disfrutar de grandes maestros y de una rica
biblioteca. A principios de 1220 recibió la ordenación sacerdotal, y
algo antes conoció a los franciscanos que se dirigían a Marruecos para
predicar a los musulmanes la fe de Cristo. Desde el principio la
Providencia fue guiando los pasos de Antonio, que fue dócil al soplo del
Espíritu.
DE LOS SERMONES DE SAN ANTONIO
El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas. Estas
diversas lenguas son los diversos testimonios que da de Cristo, como por
ejemplo la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia, que son
las palabras con que hablamos cuando los demás pueden verlas reflejadas
en nuestra conducta. La palabra tiene fuerza cuando va acompañada de las
obras, y, por esto, el Señor nos maldice como maldijo aquella higuera en
la que no halló fruto, sino hojas tan sólo. «La norma del predicador,
dice san Gregorio, es poner por obra lo que predica». En vano se
esfuerza en propagar la doctrina cristiana, el que la contradice con sus
obras.
Hablemos, por tanto, como el Espíritu Santo nos conceda expresarnos,
pidiéndole humilde y devotamente que nos infunda su gracia, para que
llegue el día de Pentecostés por la perfección de los cinco sentidos y
la observancia del Decálogo; para que quedemos llenos del espíritu
impetuoso de la contrición y nos abrasemos con las lenguas de fuego de
la confesión, para que, encendidos e iluminados en el esplendor de los
santos, merezcamos ver a Dios uno y trino. Ayúdenos aquel que es Dios
uno y trino, bendito por los siglos de los siglos. Diga todo espíritu:
Amén, aleluya.
Antífona: Desde su juventud caminó Antonio con rectitud, halló mucha
sabiduría y progresó en ella. Se entregó a Dios de todo corazón y en
tiempos violentos fue compasivo.
DE LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
El día en que fue honrosamente sepultado el cuerpo del beatísimo Antonio en la iglesia de Santa María de Padua, cierta mujer por nombre Cuniza, que desde hacía un año estaba gravemente enferma, se llegó hasta la iglesia valiéndose de muletas. Se había formado sobre sus espaldas una giba descomunal y de tal manera la tenía encorvada, que en manera alguna le era posible caminar sin el apoyo de bastones. Postrada en oración durante breve tiempo ante la tumba del bienaventurado Antonio, se le aplanó repentinamente la espalda sin quedar rastro de la giba, y, dejadas las muletas, retornó desencorvada a su casa.
PLEGARIA
Recuerda, Señor, que tu misericordia y tu ternura son eternas. Con la confianza que nos da el sabernos hijos tuyos e invocando la intercesión de tu siervo san Antonio, al que atiendes con largueza, te presentamos nuestras peticiones: ...
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
Sí te gustan los temas de estudio Bíblico, te recomiendo el Cuaderno Lectio Divina:
Es una herramienta diseñada para ayudarte a profundizar en la práctica de una antigua forma de oración y meditación sobre las Sagradas Escrituras. Cada ficha te guiará a través de las cuatro etapas tradicionales. Ideal para ti o de regalo.

Segundo Día
Novena a San Antonio de Padua,
Día 2
V/. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R/.
Amén.
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en
socorrerme.
V/. Gloria al Padre...
R/. Como era en el principio...
ORACIÓN INICIAL
Señor Dios de poder y misericordia, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, como la hizo en
tu siervo Antonio, nos convierta por su intercesión en templos de tu
gloria y nos guíe por los caminos que tú, Padre de bondad, quieres para
nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
El 16 de enero de 1220 fueron martirizados en Marrakech los franciscanos
que habían pasado por Coimbra, san Berardo y cuatro compañeros. Sus
restos mortales fueron llevados por el Infante Don Pedro a Coimbra, y
allí colocados en la iglesia de Santa Cruz. Las noticias del martirio y
los milagros que acompañaban a las santas reliquias llevaron a Antonio a
intensificar sus relaciones con los franciscanos del pequeño convento de
San Antón. El deseo de evangelizar a los infieles y de sufrir el
martirio por Cristo, llevó a Antonio a pasar, con los debidos permisos,
a la Orden de San Francisco. Era el verano-otoño de 1220. Hecho un
brevísimo noviciado, a finales de 1220 o principios de 1221 Antonio
marchó a Marruecos con un compañero. Pero, cuando veía ya cercano el
cumplimiento de sus anhelos, una grave enfermedad lo tuvo postrado todo
el invierno, y lo obligó a regresar a su patria tan pronto como el
tiempo y la navegación lo permitieran. Una vez más era la Providencia la
que marcaba el camino a Antonio con hechos insospechados.
DE LOS SERMONES DE SAN ANTONIO
La confesión sacramental se dice también puerta del cielo. Sí.
Verdaderamente es puerta del cielo, verdadera puerta del paraíso, porque
por ella, como por una puerta, pasa el penitente a besar los pies de la
divina misericordia, se levanta hasta besar las manos de la gracia
celestial, y es acogido para recibir el ósculo de la reconciliación con
el Padre. ¡Oh casa de Dios! ¡Oh puerta del cielo! ¡Oh confesión del
pecado! ¡Dichoso aquel que habite en ti! ¡Dichoso el que entre por ti!
¡Feliz el que se humillare en ti! Humillaos, pues, vosotros, y entrad,
hermanos carísimos, por la puerta de la confesión. Confesad, como habéis
oído, los pecados y sus circunstancias. Ha llegado el tiempo aceptable
para la confesión, ha llegado el día saludable para la satisfacción,
conforme a lo que dice: Habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta
noches...
Cuando finalmente le tentó de avaricia, le respondió Jesús:
Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás. Todos los que aman el
dinero o las glorias mundanas, se postran ante el diablo y lo adoran.
Pero nosotros, por quienes Jesucristo descendió al vientre de una Virgen
y se sometió al tormento de una cruz, instruidos por su ejemplo, vayamos
al desierto de la penitencia y con su ayuda refrenemos el ímpetu de la
gula, el viento de la vanagloria, el incendio de la avaricia. Adoremos a
Aquel a quien los ángeles sirven. Él es bendito, glorioso, laudable y
excelso por los siglos de los siglos. Y toda criatura responda: Amén.
Antífona: El Señor enderezó sus pasos, y prolongó su vereda en la
paz. Le mostró el camino de la sabiduría, su senda brilla como la aurora
y se va esclareciendo hasta que es de día.
DE LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
Una monja de Santa Clara, llamada Oliva, cuando aún estaba insepulto el
cuerpo del santo, se llegó a besarle las manos. Mientras permanecía
postrada ante su cuerpo, pidió a Dios que, por los méritos del
bienaventurado padre Antonio, le infligiera en la presente vida toda la
pena que por sus pecados hubiera merecido. Acabada su oración, volvió a
entrar al monasterio, siendo enseguida atacado todo su cuerpo de un
dolor tan violento, que no sólo le fue imposible dominarse a sí misma,
sino que sobresaltó a las otras monjas con sus gritos. Cuando al día
siguiente entraban las otras en el refectorio, entró también ella a
hurtadillas; pero, recreciéndole poco a poco el mal, no pudo probar
bocado, sino que, mientras sus hermanas comían, se revolvía a uno y otro
lado. Fue llevada a la enfermería por orden de la abadesa y, con
redobladas súplicas, imploraba remedio. Se acordó entonces de que tenía
guardada una partecilla de la túnica del bienaventurado Antonio y, tras
hacérsela traer, se la aplicó. Inmediatamente cesó todo dolor.
PLEGARIA
Recuerda, Señor, que tu misericordia y tu ternura son eternas. Con la confianza que nos da el sabernos hijos tuyos e invocando la intercesión de tu siervo san Antonio, al que atiendes con largueza, te presentamos nuestras peticiones: ...
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
Eres o conoces a un hermano cursillista?
El siguiente cuaderno con diseño especial para los miembros del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, los participantes y todo aquel que quiera registrar apuntes de charlas o catequesis.
Tercer Día
Novena a San Antonio de Padua,
Día 3
V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/.
Amén.
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en
socorrerme.
V/. Gloria al Padre...
R/. Como era en el principio...
ORACIÓN INICIAL
Señor Dios de poder y misericordia, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, como la hizo en
tu siervo Antonio, nos convierta por su intercesión en templos de tu
gloria y nos guíe por los caminos que tú, Padre de bondad, quieres para
nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
La nave en que regresaba Antonio a Portugal, fue arrastrada por la
violencia de los vientos a las costas de Sicilia. Desembarcó el Santo y
llegó a Mesina, donde los frailes que lo acogieron le informaron que se
iba a celebrar pronto un capítulo general en Asís, al que podían asistir
todos los hermanos de la Orden. Antonio se unió a ellos y, del 30 de
mayo al 8 de junio de 1221, estuvo en el capítulo presidido por san
Francisco. Terminado el capítulo, cada cual regresó a su provincia o
marchó a la misión que se le había confiado. Antonio era un desconocido,
recién incorporado a la Orden en tierras lejanas, y no tenía un destino
establecido, por lo que el provincial de Romaña lo admitió en su
provincia y lo destinó al eremitorio de Monte Paolo, cerca de Forlí, en
el que no había ningún sacerdote. Durante unos quince meses, allí pudo
el santo madurar su vocación franciscana, sacar conclusiones de su
experiencia misionera, sumergirse en la contemplación y en la vida
ascética. Hasta que un hecho, en apariencia fortuito, iba a cambiar el
rumbo de su vida.
DE LOS SERMONES DE SAN ANTONIO
¡Oh inestimable dignidad de María! ¡Oh inenarrable sublimidad de la
gracia! ¡Oh inescrutable profundidad de misericordia! ¿Qué gracia, qué
misericordia fue o pudo jamás ser hecha a un ángel o a un hombre, tan
grande como la que fue hecha a la bienaventurada Virgen María, que Dios
Padre quiso que fuera Madre de su propio Hijo, igual a Él, engendrado
antes de los siglos? Sería gracia y dignidad máxima que una pobrecita
mujer tuviese un hijo con el emperador. En realidad, superior a toda
gracia fue la gracia de María Santísima, que tuvo un Hijo con Dios
Padre, por lo cual, mereció ser coronada en el cielo.
Te rogamos, pues, Señora nuestra, ínclita Madre de Dios, ensalzada
por encima de los ángeles, que llenes con la gracia celestial el vaso de
nuestro corazón; que lo hagas resplandecer con el oro de la sabiduría;
que lo fortalezcas con el poder de tu virtud; que lo adornes con las
piedras preciosas de las virtudes; que derrames sobre nosotros el óleo
de tu misericordia, tú, olivo bendito, para que cubras la multitud de
nuestros pecados, a fin de que merezcamos ser levantados a la altura de
la gloria celestial y ser bienaventurados con los bienaventurados.
Ayúdenos Jesucristo, tu Hijo, que te exaltó por encima de los coros de
los ángeles, te puso la corona de Reina y te sentó en el trono de la luz
eterna. A Él es dada honra y gloria por los siglos de los siglos. Diga
toda la Iglesia: Amén, Aleluya.
Antífona: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me
ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren,
para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la
libertad, para proclamar el año de gracia del Señor.
DE LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
Un clérigo de Anguilara, llamado Guidoto, cierto día que estaba en la
cámara del señor obispo de Padua, se mofaba a escondidas de los testigos
que deponían acerca de los milagros del bienaventurado Antonio. Pero a
la noche siguiente fue acometido de dolores tan violentos por todo el
cuerpo, que creyó que irremisiblemente le aguardaba la sentencia de
muerte. Estimándose, y con razón, indigno de conmiseración, pedía a su
madre que, apoyada en su confianza, hiciera un voto al santo de Dios,
para poder alcanzar así misericordia. Apenas hecho el voto
desaparecieron los dolores, y antes de que llegara el día ya estaba
sano; y el que antes había hecho escarnio de los testigos con la risilla
de la incredulidad, viose obligado ahora a rendir testimonio ante la
verdad.
PLEGARIA
Recuerda, Señor, que tu misericordia y tu ternura son eternas. Con la confianza que nos da el sabernos hijos tuyos e invocando la intercesión de tu siervo san Antonio, al que atiendes con largueza, te presentamos nuestras peticiones: ...... ...... ......
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
Para las amantes de Mamá María:
Libreta de Oración para meditación del Santo Rosario, contiene ilustraciones y páginas con camándulas y rosas que puedes colorear mientras meditas cada Ave María, ayudando a mantener la atención y a crear un momento de calma y contemplación:

Cuarto Día
Novena a San Antonio de Padua,
Día 4
V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/.
Amén.
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en
socorrerme.
V/. Gloria al Padre...
R/. Como era en el principio...
ORACIÓN INICIAL
Señor Dios de poder y misericordia, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, como la hizo en
tu siervo Antonio, nos convierta por su intercesión en templos de tu
gloria y nos guíe por los caminos que tú, Padre de bondad, quieres para
nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
El 24 de septiembre de 1222, acudieron a Forlí multitud de frailes,
entre ellos Antonio, con motivo de la administración de órdenes
sagradas. Era costumbre que antes de tal celebración se dirigiera una
exhortación a los ordenandos. Pero resultó que ninguno de los presentes,
ni siquiera los dominicos, se encontraba dispuesto para ello. En tal
situación el superior franciscano ordenó a Antonio que dijera dos
palabras de edificación, y el santo, sin pretenderlo, puso de manifiesto
su gran cultura bíblico-teológica, así como su profunda espiritualidad,
para asombro y alegría de los asistentes. Se enteró de lo sucedido el
Provincial, que de inmediato confirió a Antonio el oficio de la
predicación. A partir de octubre de 1222, Antonio se consagró a la
predicación, recorriendo pueblos y ciudades, dirigiendo la palabra a sus
propios hermanos de hábito, a grupos de estudiantes, a confraternidades,
a entidades canonicales o monásticas, e incluso a la curia pontificia. A
su predicación moral y penitencial, asoció la acción pacificadora, la
enseñanza de la S. Escritura a sus hermanos, el enfrentamiento con los
herejes, etc.
DE LOS SERMONES DE SAN ANTONIO
Refúgiate en la Virgen María, oh pecador, porque es ella la ciudad de
refugio. En efecto, como se dice en el libro de los Números, en otro
tiempo el Señor mandó: Elegiréis ciudades que sean para vosotros
ciudades de refugio, donde pueda refugiarse el homicida que hubiere
muerto a alguno sin querer. Así ahora la misericordia del Señor ha
puesto como refugio de misericordia el nombre de María hasta para los
homicidas voluntarios. Torre fortísima es el nombre de la Señora. En
ella se refugiará el pecador y se salvará. Nombre dulce, nombre que
conforta al pecador, nombre de dichosa esperanza. Señora, tu nombre está
en el deseo de mi alma. El nombre de la Virgen era María, dice san
Lucas. Es tu nombre perfume que se difunde. El nombre de María es júbilo
en el corazón, miel en la boca, melodía en el oído. Noblemente, pues, en
alabanza de la Virgen Santísima se dice: Dichoso el vientre que te llevó
y los pechos que mamaste.
Por eso, te pedimos, Señora nuestra, esperanza nuestra, que Tú,
Estrella del mar, irradies luz a nosotros, sacudidos por la tempestad de
este mar, nos encamines al puerto, y protejas nuestra muerte con la
tutela de tu presencia, a fin de que merezcamos salir seguros de la
cárcel y lleguemos alegres al gozo interminable. Ayúdenos Aquel a quien
llevaste en tu vientre bendito y amamantaste en tus pechos sacratísimos.
A Él sea dada honra y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona: El Señor puso a Antonio como lumbrera y lo exaltó en
medio de su pueblo. La lengua del justo es plata probada. Sus labios
apacientan a muchos.
DE LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
Un hombre de Porcilia (barriada de Padua), Escoto por nombre, que tenía
los pies empodrecidos y tumefactos a causa de una podagra nudosa,
acudió, llevado por un hombre a sus espaldas, al convento de los
frailes. Tras confesarse y recibir la penitencia, sin pérdida de tiempo
se hizo llevar, devoto, ante el arca de san Antonio. Habiendo
permanecido allí brevemente, al momento retornó ya sano tan velozmente
al fraile confesor, que éste, en extremo admirado por la brevedad del
tiempo transcurrido, hizo que el que había curado se paseara por el
claustro. Finalmente, ante los ojos de todos, el que llegó transportado
a las espaldas, se fue por su propio pie, dando gracias a Dios y al
bienaventurado Antonio.
PLEGARIA
Recuerda, Señor, que tu misericordia y tu ternura son eternas. Con la confianza que nos da el sabernos hijos tuyos e invocando la intercesión de tu siervo san Antonio, al que atiendes con largueza, te presentamos nuestras peticiones: ...... ...... ......
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
Sí te gustan los temas de estudio Bíblico, te recomiendo el Cuaderno Lectio Divina:
Es una herramienta diseñada para ayudarte a profundizar en la práctica de una antigua forma de oración y meditación sobre las Sagradas Escrituras. Cada ficha te guiará a través de las cuatro etapas tradicionales. Ideal para ti o de regalo.

Quinto Día
Novena a San Antonio de Padua,
Día 5
V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/.
Amén.
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en
socorrerme.
V/. Gloria al Padre...
R/. Como era en el principio...
ORACIÓN INICIAL
Señor Dios de poder y misericordia, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, como la hizo en
tu siervo Antonio, nos convierta por su intercesión en templos de tu
gloria y nos guíe por los caminos que tú, Padre de bondad, quieres para
nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
Además de predicador, san Antonio fue el primer "lector" o maestro de
teología de la Orden, que comenzó su docencia en Bolonia, entre 1223 y
1224, con la aprobación expresa de san Francisco. Luego, desde el otoño
de 1224 hasta finales de 1227, estuvo en el sur de Francia, dedicado a
una multiforme actividad apostólica: la labor contra los herejes
albigenses y los daños que habían causado en el pueblo, la enseñanza
como maestro de teología en Montpellier, ciudadela de la ortodoxia
católica, donde se formaban los dominicos y los franciscanos para
predicar a los albigenses de la región. En el capítulo celebrado en
Arlés, mientras Antonio predicaba, san Francisco, que aún vivía, se
apareció estigmatizado. Por el año 1225, Antonio estuvo predicando en
Toulouse, fortaleza de los albigenses, y, como maestro de teología,
enseñando a sus hermanos de hábito. Según una tradición, aquí sucedió el
famoso milagro del mulo, que se arrodilló ante la Eucaristía. Sin dejar
de predicar y enseñar, ejerció también cargos de autoridad.
DE LOS SERMONES DE SAN ANTONIO
Le pusieron por nombre Jesús. Nombre deleitable, nombre que conforta al
pecador y da dichosa esperanza. Júbilo en el corazón, melodía en el
oído, miel en la boca. De este nombre dice la Esposa, transportada de
gozo, en el Cantar de los Cantares: Oleo derramado es tu nombre. Nota
que el óleo hace cinco cosas. Sobrenada en todo líquido, ablanda las
cosas duras, endulza las ásperas, ilumina las oscuras, sacia los
cuerpos. Así este nombre de Jesús sobresale entre todos los nombres y
ángeles, porque al nombre de Jesús doblan las rodillas todas las cosas.
Si le predicas a Él, ablanda los duros corazones; si le invocas, endulza
las ásperas tentaciones; si en Él piensas, ilumina el corazón; si lo
lees, sacia el alma.
Nosotros, pues, que del nombre de Cristo nos llamamos cristianos,
unánimemente y con devoto corazón roguemos al mismo Jesucristo, Hijo de
Dios, y pidámosle insistentemente nos conceda llegar con espíritu
contrito a la confesión y merezcamos recibir el perdón de nuestras
iniquidades. Así renovados y purificados, merezcamos disfrutar del gozo
de su santa resurrección y hallarnos en la gloria de la bienaventuranza
eterna. Ayúdenos Él mismo, a quien es debida toda honra y gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
Antífona: El Señor hizo milagros en mi favor, y me escuchó cuando
lo invoqué. Alabaré al Señor con mi corazón y con mis obras; daré
gracias al que me enseñó.
DE LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
Había en Codigoro una niña llamada Samaritana, a la que un día, habiendo
ido con otras niñas al campo de su padre a coger legumbres, súbitamente
se le contrajeron las rodillas. Ya no fue capaz de regresar, y fueron
sus acompañantes las que la llevaron a la casa paterna. Y así,
arreciando la enfermedad, desde hacía tres años caminaba arrastrándose
con las manos y con las nalgas por el suelo. Cierto día, tras hacer la
confesión, acudió la niña junto con su madre al sepulcro del
bienaventurado Antonio para orar, y, recuperada enseguida su antigua
salud, se apresuró a volver a casa por su propio pie. Llegó esto a oídos
de la gente de Codigoro, que salieron al punto a su encuentro, mientras
repicaban las campanas, y veneraron en ella la grandeza del Señor.
PLEGARIA
Recuerda, Señor, que tu misericordia y tu ternura son eternas. Con la confianza que nos da el sabernos hijos tuyos e invocando la intercesión de tu siervo san Antonio, al que atiendes con largueza, te presentamos nuestras peticiones: ...... ...... ......
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
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Sexto Día
Novena a San Antonio de Padua,
Día 6
V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/.
Amén.
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en
socorrerme.
V/. Gloria al Padre...
R/. Como era en el principio...
ORACIÓN INICIAL
Señor Dios de poder y misericordia, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, como la hizo en
tu siervo Antonio, nos convierta por su intercesión en templos de tu
gloria y nos guíe por los caminos que tú, Padre de bondad, quieres para
nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
A finales de 1227, Antonio regresó a Italia donde continuó incansable su
tarea apostólica. Poco después, fue elegido ministro provincial del
norte de Italia, y como tal estaba obligado a visitar, exhortar y
corregir a sus frailes. Las fuentes alaban la figura de Antonio como
servidor y ministro de sus hermanos, subrayando su ejemplaridad, su
clemencia y benignidad, su capacidad de conmover los corazones de los
tibios y negligentes, su defensa y protección del buen nombre de sus
frailes, su buen humor en la convivencia, etc. Antonio dejó el oficio de
ministro provincial en mayo de 1230, cuando se celebró el capítulo
general en Asís con motivo del traslado de los restos mortales de san
Francisco a la basílica que se le había construido. Por aquel tiempo se
estableció la sincera y profunda amistad entre san Antonio y Tomás
Gallo, famoso teólogo y comentador de los escritos del Pseudo-Dionisio,
canónigo regular de San Agustín, abad del monasterio de San Andrés de
Vercelli, en el que San Antonio moró algún tiempo; para ambos debió de
resultar fructuoso el trato mutuo.
DE LOS SERMONES DE SAN ANTONIO
Lo entregó uno de sus discípulos: ¿Qué me queréis dar y yo os lo
entregaré? ¡Horror! Por una insignificancia es vendido aquel que no
tiene precio. ¡De espanto! Dios traicionado, vendido por unas monedas.
¿Qué me queréis dar? ¡Oh Judas! Te atreves a vender al Señor, al Hijo de
Dios, como si fuese un vil esclavo, un perro muerto; ni siquiera pides
lo que tú quisieras, sino lo que quieran darte los compradores. ¿Qué me
queréis dar? ¿Qué te van a dar ellos? Si te diesen Jerusalén, Galilea o
Samaría ¿podrían con eso pagar lo que vale Jesús? Si te pudiesen dar el
cielo, los ángeles, la tierra y los hombres, el mar y todo cuanto
contiene ¿podrían comprar al Hijo de Dios, en quien están ocultos todos
los tesoros de la sabiduría y de la ciencia? Cierto que no.
Roguemos, pues, hermanos carísimos, y supliquemos humildemente a la
misericordia de Jesucristo, que venga a ponerse en medio de nosotros,
nos conceda la paz, nos absuelva de los pecados, quite de nuestro
corazón toda duda y nos infunda la fe en su pasión y resurrección, para
que con los Apóstoles y con los fieles de la Iglesia merezcamos recibir
la vida eterna. Ayúdenos aquél que es bendito, laudable y glorioso por
los siglos de los siglos. Que toda alma fiel diga: Amén, Aleluya.
Antífona: Por su fidelidad se acreditó de profeta, y se manifestó
fiel en su predicación. Todos se maravillaron de la sabiduría de sus
palabras y glorificaron a Dios.
DE LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
Vivía en el castillo de Montañana una mujer, cuyo nombre era Guina, que
tenía ya dos años imposibilitados el hombro y la mano derecha, de manera
que no podía echarse absolutamente nada a la espalda, ni tampoco
llevarse la mano a la boca. Acercóse cierto día una primera y una
segunda vez al sepulcro del bienaventurado Antonio, y, como no sintiera
el más mínimo alivio en el hombro ni en el brazo, se llegó al fraile que
estaba ocupado en confesar. Hecha la confesión, acercóse una tercera vez
al arca, y se postró en oración. Mientras oraba, viose asaltada
improvisamente de un agudo dolor en el hombro, y el hueso de la espalda
retornó a su lugar, crujiendo como cuando se cascan nueces. Se alzó
entonces la mujer, y al punto agitó el brazo, y, a la vista de todos,
volvió libre a su casa.
PLEGARIA
Recuerda, Señor, que tu misericordia y tu ternura son eternas. Con la confianza que nos da el sabernos hijos tuyos e invocando la intercesión de tu siervo san Antonio, al que atiendes con largueza, te presentamos nuestras peticiones: ...... ...... ......
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
Para las amantes de Mamá María:
Libreta de Oración para meditación del Santo Rosario, contiene ilustraciones y páginas con camándulas y rosas que puedes colorear mientras meditas cada Ave María, ayudando a mantener la atención y a crear un momento de calma y contemplación:

Séptimo Día
Novena a San Antonio de Padua,
Día 7
V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/.
Amén.
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en
socorrerme.
V/. Gloria al Padre...
R/. Como era en el principio...
ORACIÓN INICIAL
Señor Dios de poder y misericordia, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, como la hizo en
tu siervo Antonio, nos convierta por su intercesión en templos de tu
gloria y nos guíe por los caminos que tú, Padre de bondad, quieres para
nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
De junio de 1229 a junio de 1230, la Iglesia promovió una gran misión
pacificadora en la región véneta, atormentada por los crueles
enfrentamientos entre facciones de la nobleza. Antonio participó en esa
misión, armonizando el cuidado de los frailes con los viajes de
evangelizador y pacificador. Estuvo repetidas veces Padua, donde fijó su
residencia y se dedicó intensamente a predicar, a oír confesiones, y
también a enseñar teología a sus frailes en la escuela que fundó en la
ciudad; más aún, tuvo coloquios y conferencias de temas bíblico-morales
en los ambientes universitarios paduanos, que le profesaron una gran
veneración. El capítulo general de 1230 envió a Roma a un grupo selecto
de hermanos, entre ellos Antonio, con el encargo de exponerle al Papa
los problemas urgentes de la Orden. La estancia en la curia pontificia
se prolongó algunos meses, en los que Antonio continuó predicando y
dando conferencias espirituales. El Papa, en la bula de canonización de
Antonio, recuerda su trato personal con él, su virtud y su ciencia, y lo
llama "Arca del Testamento" por sus profundos conocimientos bíblicos.
DE LOS SERMONES DE SAN ANTONIO
Lo entregó Judas, uno de sus discípulos. ¿Puede acaso el Creador ser
comprado o vendido por una criatura? Y tú dices: ¿Qué me queréis dar y
os lo entregaré? Dime ¿en qué te perjudicó y qué mal te hizo, pues
dices: os lo entregaré? ¿Te olvidaste de aquella incomparable humildad
del Hijo de Dios y de su pobreza voluntaria? ¿Su bondad y afabilidad?
¿Su dulce predicación y prodigiosos milagros? ¿Aquellas tiernísimas
lágrimas derramadas sobre la ciudad de Jerusalén y la muerte de Lázaro?
¿Y el privilegio de haberte escogido para ser Apóstol haciéndote su
familiar y amigo? Éstas y otras cosas semejantes tendrían que ablandarte
el corazón e inducirte a piedad para no decir: Y os lo entregaré. ¡Oh,
cuántos son hoy los Judas Iscariotes que traicionan la verdad por
obtener cualquier ventaja temporal! ¡Traicionan al prójimo con el beso
de la adulación y terminan ahorcándose con el lazo de la condenación
eterna!
Te rogamos, Señora nuestra, Madre de Jesús, que tú, Estrella de la
mañana, alejes con tu esplendor la niebla de la sugestión diabólica que
cubre la tierra de nuestra alma; tú que eres la luna llena, llena
nuestro vacío, ahuyenta las tinieblas de nuestros pecados, a fin de que
merezcamos llegar a la plenitud de la vida eterna, a la luz de la gloria
imperecedera. Ayúdenos el Señor, que te creó para que seas nuestra luz.
A Él sea dada la honra y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona: El justo germinará como una azucena, y florecerá eternamente
ante el Señor. Será alabado ante la muchedumbre de los elegidos. Porque
el Señor ha honrado a su siervo y por su medio has obrado maravillas. Su
nombre será glorificado.
DE LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
Un caballero de Salvaterra, Aleardino por nombre, que desde su mocedad
había sido seducido por la herejía, fue un día a Padua, y, mientras
estaba sentado a la mesa, razonaba con los otros comensales sobre los
milagros otorgados a los fieles devotos por los méritos del
bienaventurado Antonio. Como todos sostenían que el bienaventurado
Antonio era un santo de Dios, vació el vaso que tenía entre las manos y
prorrumpió más o menos así: «Si aquel a quien vosotros llamáis santo
preservare intacto este vaso, tendré por verdadero aquello de que
intentáis persuadirme». Desde lo alto donde estaban comiendo, arrojó el
vaso contra el suelo, y, cosa admirable, resistió el vidrio el choque
contra la piedra y quedó incólume. Arrastrado a penitencia a la vista
del milagro, precipitóse solícito el hidalgo a recoger el vaso intacto,
y, llevándolo consigo, contó a los frailes cómo había sucedido todo. Y
hecha la confesión, aceptó con unción la penitencia que por sus pecados
se le impuso, adhirióse a Cristo con fidelidad, y convirtióse en
incansable predicador de sus maravillas.
PLEGARIA
Recuerda, Señor, que tu misericordia y tu ternura son eternas. Con la confianza que nos da el sabernos hijos tuyos e invocando la intercesión de tu siervo san Antonio, al que atiendes con largueza, te presentamos nuestras peticiones: ...... ...... ......
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
Programa para Eucaristía
Tener un Programa para Eucaristía, permite registrar los responsables de los roles o tareas que se cumplen en la Santa Eucaristía según el rito romano y las Intenciones o razones por las que se lleva a cabo.

Octavo Día
Novena a San Antonio de Padua,
Día 8
V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/.
Amén.
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en
socorrerme.
V/. Gloria al Padre...
R/. Como era en el principio...
ORACIÓN INICIAL
Señor Dios de poder y misericordia, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, como la hizo en
tu siervo Antonio, nos convierta por su intercesión en templos de tu
gloria y nos guíe por los caminos que tú, Padre de bondad, quieres para
nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
En el otoño de 1230, cumplida la misión que la Orden le había
encomendado ante la curia papal, Antonio regresó a Padua donde, libre de
la responsabilidad de cuidar de sus hermanos, se dedicó plenamente a la
predicación itinerante y a la preparación de sus sermones escritos.
Accediendo a los ruegos del Card. Reinaldo de Segni, futuro papa
Alejandro IV, Antonio, que en el invierno anterior había escrito sus
Sermones dominicales, consagró el de 1230-31 a la redacción de sus
Sermones festivi, pero, al acercarse la cuaresma, interrumpió este
trabajo para dedicarse a la predicación. Del 5 de febrero al 23 de marzo
de 1231, predicó la cuaresma en Padua, con un largo sermón diario, con
catequesis y horas de oír confesiones. Tan admirable misión cuaresmal
agotó las fuerzas del santo y minó su salud, pero produjo muy abundantes
frutos evangélicos. El 17 de marzo de 1231, lunes santo, Antonio se
presentó al podestà de Padua y a su Consejo para pedirles que se
atenuaran las penas de los estatutos comunales para los pobres
endeudados que no podían pagar, y lo consiguió.
DE LOS SERMONES DE SAN ANTONIO
¡Oh mansedumbre de la piedad divina, paciencia de la benignidad del
Padre, profundo e insondable misterio de los designios eternos! Veías,
Padre, que a tu Unigénito, igual a ti, le ataban a la columna como a un
bandido y le azotaban como a un homicida. ¿Cómo te pudiste contener? Te
damos gracias, Padre Santo, por habernos liberado de las cadenas del
pecado y de los azotes del diablo por medio de las cadenas y azotes de
tu querido Hijo. Pero, desgraciadamente, Poncio Pilato azota de nuevo a
Jesucristo... Aún más: fue manchado con salivazos de los judíos. Dice
San Mateo: Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle;
y otros a golpearle. ¡Oh Padre, la cabeza de tu Hijo Jesús, que hace
temblar a los ángeles, es golpeada con una caña; su rostro, que los
ángeles desean contemplar, es manchado con salivazos, abofeteado; su
barba es arrancada; le dan puñetazos, lo arrastran por los cabellos! Y
tú, oh clementísimo, callas, disimulas y prefieres que Uno, tu Único,
sea de tal modo escupido y abofeteado antes que toda la nación perezca.
Honor y gloria a ti, porque con las escupiduras, los puñetazos y las
bofetadas que recibió tu Hijo Jesús nos preparaste una triaca para
expulsar el veneno de nuestra alma.
Te pedimos, Señor Jesús, que tú, el buen Pastor, nos guardes a nosotros,
tus ovejas, nos defiendas del mercenario y del lobo, y nos corones en tu
reino con la corona de la vida eterna. Ayúdanos tú, que eres bendito,
glorioso y laudable por los siglos de los siglos. Que diga toda ovejita,
toda alma fiel: Amén, Aleluya.
Antífona: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado
Antonio, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de
Dios.
DE LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
En la ciudad de Comaquio vivía un hombre llamado Domingo que, cierto
día, salió de su casa para un menester, y se llevó en su compañía a un
hijo pequeño, que iba caminando tras él. Cuando se habían alejado algún
tanto de su casa, volvió la vista atrás y no vio aparecer a nadie.
Sobrecogido, se puso a dar vueltas, buscándolo por los alrededores con
ojos asombrados, hasta que finalmente encontró al pequeño ahogado en una
poza. Sacó el desdichado padre al muchachuelo, lo llevó a casa y se lo
entregó exánime a la madre; pero ésta, haciendo al punto un voto, lo
recibió vivo por los méritos del muy bienaventurado Antonio.
PLEGARIA
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V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
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Noveno Día
Novena a San Antonio de Padua,
Día 9
V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/.
Amén.
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en
socorrerme.
V/. Gloria al Padre...
R/. Como era en el principio...
ORACIÓN INICIAL
Señor Dios de poder y misericordia, te pedimos que nos envíes tu
Espíritu Santo, para que, haciendo morada en nosotros, como la hizo en
tu siervo Antonio, nos convierta por su intercesión en templos de tu
gloria y nos guíe por los caminos que tú, Padre de bondad, quieres para
nosotros. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
En la segunda mitad de mayo de 1231, después de aquella agotadora
cuaresma y de las celebraciones pascuales, Antonio se retiró al
eremitorio de Camposampiero, cerca de Padua. Necesitaba descansar,
cuidar su quebrantada salud y, sobre todo, sumergirse en la oración y el
recogimiento espiritual para prepararse al encuentro con la hermana
muerte, que sentía cercana. El 13 de junio de 1231, viernes, estando a
la mesa con los frailes, sufrió un repentino colapso y, sintiéndose
morir, pidió que lo llevaran a Padua. Lo trasladaron en un carro y, al
acercarse a la ciudad, se desviaron hacia el hospicio anejo al
monasterio de las clarisas de La Cella. Allí empeoró, se confesó, cantó
a la Virgen, tuvo una visión de Cristo, recibió la unción de los
enfermos... y falleció. Superada la polémica sobre el lugar de su
enterramiento, el 17 de junio, martes (de ahí los "martes" de S.
Antonio), sus restos mortales fueron trasladados a la ciudad, y los
milagros empezaron a multiplicarse. El 30 de mayo de 1232 Gregorio IX lo
canonizó solemnemente. Pío XII, en 1946, lo proclamó Doctor de la
Iglesia, con el título de "Doctor Evangélico".
DE LOS SERMONES DE SAN ANTONIO
Con razón, pues, dijo Jesús de sí mismo: Yo rogaré al Padre por
vosotros. Por eso dice san Juan en su carta: Tenemos a uno que abogue
ante el Padre: a Jesucristo, el justo. Él es víctima de propiciación, es
decir, de aplacamiento, por nuestros pecados. Por esta razón lo
ofrecemos diariamente en el sacramento del altar a Dios Padre para que
perdone nuestros pecados. Procedemos, pues, como la madre que tiene un
hijo pequeñito. Cuando su marido airado le quiere golpear a ella, ella,
estrechando a la criatura en sus brazos, la pone delante del airado
marido diciendo: ¡Golpea a éste, azota a éste! La criatura llorando se
compadece de la madre, y el padre, cuyas entrañas se han conmovido con
las lágrimas del hijo a quien ama entrañablemente, perdona a su mujer
gracias al hijo. De la misma manera a Dios Padre, airado con nosotros
por nuestros pecados, le ofrecemos su Hijo Jesucristo por la alianza de
nuestra reconciliación en el Sacramento del altar, a fin de que, si no
por atención a nosotros, al menos por Jesús, su Hijo amado, aleje los
castigos que justamente merecemos, y acordándose de sus lágrimas, de sus
trabajos y de su Pasión, nos perdone.
Ea, pues, Señora nuestra, santa Madre de Dios, única esperanza, te
suplicamos que ilumines con el esplendor de tu gracia nuestras almas,
que las purifiques con el candor de tu pureza, que las enciendas con el
calor de tu visita y nos reconcilies con tu Hijo, para que merezcamos
llegar al esplendor de su gloria. A él sea dada honra y gloria por los
siglos de los siglos. Amén.
El Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, se digne cubrir con
su caridad la multitud de nuestros pecados. A Él se debe honra y gloria
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona: Mirad a mi siervo Antonio, a quien sostengo; mi elegido,
a quien prefiero; sobre él he puesto mi espíritu. No se desvanecerá su
memoria, y su nombre se repetirá de generación en generación.
DE LOS MILAGROS DE SAN ANTONIO
Una mujer de Tremiñón, por nombre Vida, ferventísima devota del
bienaventurado Antonio, anhelaba con toda su alma visitar su sepulcro.
Pero se acercaba el tiempo de la cosecha, y bandadas de gorriones
causaban gran estrago en el panizo, que ya blanqueaba próximo a su
sazón, y como ella estaba puesta de guardiana para espantar a tan
importuno género de pajarillos, no tenía ninguna posibilidad de ponerse
en camino. Llegando un día a la cerca que rodeaba el panizal, prometió
que si el bienaventurado Antonio lo guardaba de los gorriones, visitaría
nueve veces su sepulcro. Apenas hecha la promesa, cuando una nube de los
dichos pájaros abandonó el lugar en una sola bandada, y vio que no quedó
ni un solo gorrión sobre los sauces que circundaban el panizal. La buena
mujer se apresuró a dar cumplimiento a su anhelo.
PLEGARIA
Recuerda, Señor, que tu misericordia y tu ternura son eternas. Con la confianza que nos da el sabernos hijos tuyos e invocando la intercesión de tu siervo san Antonio, al que atiendes con largueza, te presentamos nuestras peticiones: ...... ...... ......
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
Para las amantes de Mamá María:
Libreta de Oración para meditación del Santo Rosario, contiene ilustraciones y páginas con camándulas y rosas que puedes colorear mientras meditas cada Ave María, ayudando a mantener la atención y a crear un momento de calma y contemplación:

Responsorio de San Antonio
Si buscas milagros, mira
muerte y error desterrados,
miseria y demonio huidos,
leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira,
los pobres van remediados,
cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo.
El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
V/. Ruega a Cristo por nosotros,
Antonio glorioso y santo.
R/. Para que dignos así
de sus promesas seamos.
Amén.
Oremos: Haz, Señor, que la intercesión de tu confesor y doctor san
Antonio llene de alegría tu Iglesia, para que siempre sea protegida con
los auxilios espirituales y merezca alcanzar los gozos eternos. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Sí te gusta registrar tus aventuras, obtén el Álbum Vintage:
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Bendición del Pan
V/. El Dios providente que todo lo creó para nuestro bien, esté con
todos vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
Oremos: Señor Jesucristo, verdadero pan de vida, dígnate bendecir
+ este pan como bendijiste los cinco panes en el desierto; haznos
solidarios con el hambre de los pobres para que, a ejemplo de san
Antonio, compartamos nuestro pan con los necesitados imitando así tu
generosidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

Himno de Laudes
¡Salve, Antonio, venerado
con el bello lirio blanco,
el libro del Evangelio
y el Niño Dios en los brazos!
El candor en ti rebosa
del corazón a los labios;
con
alma pura penetras
la luz del Verbo encarnado.
Sagrario de la Escritura
eres por el Verbo santo
martillo de la mentira
y bálsamo de apenados.
A ti los pobres se acercan
buscando pan y milagros,
porque eres pobre y sencillo,
hermano entre los hermanos.
Cristo solo es tu prodigio,
tu ciencia y poder sagrado,
Cristo en tu fe y tu deleite,
Cristo en tus brazos mostrado.
¡Honor a Cristo bendito,
presente en su pecho amado;
honor a Cristo en Antonio,
que en Cristo fue consumado!
Amén.

Quíeres saber más sobre la vida de San Antonio? Te comparto este
podcast tomado del canal: Caballeros de la Virgen.
Canto ¡Viva San Antonio!
Coro: Viva, viva, viva Con amor sagrado Señor san Antonio Y su Niño amado.
1: Viva San Antonio, Con grande Alegría, Vivan para siempre, Jesús Y María.
2: Viva en las alturas, Quien a Antonio dio, La humana pureza, Con que se vistió.
3: Viva San Antonio, Luz de Confesores, Pues es abogado, De los pecadores.
4: Viva San Antonio, Serafín querido, Pues por él se hallan, Los bienes perdidos.
5: Viva en este día, Con amor y anhelo, El divino Antonio, En la tierra y cielo.
6: Viva con amor, El que con sus ruegos, Sanó a los leprosos, Dio vista a los ciegos.
Viva, viva, viva Con amor sagrado Señor san Antonio Y su Niño amado...
Aclaración Fraterna y general:
Las oraciones incluidas en este sitio web, pertenecen a la devoción tradicional católica y en su mayoría, han sido publicadas anteriormente con aprobación eclesiástica a lo largo de los dos mil años de tradición. Seleccionadas preferentemente, de autores que fallecieron hace 80 años o más. Reiteramos que cada publicación es de carácter pastoral e informativo.
"Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y conserven fielmente las tradiciones que aprendieron de nosotros, sea oralmente o por carta." 2 Tesalonicenses 2, 15