LIBRO DEL GÉNESIS
Reúne relatos que revelan la naturaleza de Dios y los inicios de su relación con la humanidad. Muestra a Dios como creador y Señor de todo. Desarrolla el tema bajo la premisa de que la creación es buena, el ser humano es responsable y libre. Y que Dios mantiene pactos con su creatura.
Los siguientes capítulos de este libro, son los que vamos a utilizar en los talleres de oración, para meditar sobre Dios como Padre amoroso. En la Lectio Divina los consultaremos como texto referentes al Evangelio, según el año litúrgico. También será base de análisis o estudio en las reuniones de grupo y material para las catequesis. Preparemonos para escudriñar el mundo de las Escrituras Sagradas.
Génesis Capítulo 1
I. LOS ORIGENES DEL UNIVERSO Y DE LA HUMANIDAD
LA CREACIÓN DEL UNIVERSO Y LA DESOBEDIENCIA HUMANA
1 En el principio creó Dios el cielo y la tierra.
2 La tierra era caos y confusión: oscuridad cubría el abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
3 Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.
4 Vio Dios que la luz estaba bien, y separó Dios la luz
de la oscuridad;
5 llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad llamó «noche». Atardeció y amaneció: día primero.
6 Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las separe unas de
otras.»
7 E hizo Dios el firmamento; separó las aguas de por debajo del firmamento de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue.
8 Llamó Dios al firmamento «cielo». Atardeció y amaneció: día segundo.
9 Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de debajo del firmamento en un solo conjunto, y
déjese ver lo seco»; y así fue.
10 Llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mar»; y vio Dios que estaba bien.
11 Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que
den fruto según su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue.
12 La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla según sus especies y árboles que dan fruto con la semilla dentro según sus especies; y vio Dios que estaba bien.
13 Atardeció y amaneció: día tercero.
14 Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para separar el día de la noche, y sirvan de señales para solemnidades, días y años;
15 sirvan también de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue.
16 Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para regir el día y el lucero pequeño para regir la noche, y las estrellas;
17 y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar la tierra,
18 para regir el día y la noche y para separar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien.
19 Atardeció y amaneció: día cuarto.
20 Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra frente al firmamento celeste.»
21 Creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente que repta y que hacen bullir las aguas según sus especies, y todas las aves aladas según sus especies; y vio Dios que estaba bien;
22 Dios los bendijo diciendo: «Sed fecundos, multiplicaos y henchid las aguas de los mares; y que las aves crezcan en la tierra.»
23 Atardeció y amaneció: día quinto.
24 Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes según su especie: bestias, reptiles y alimañas terrestres según su especie.» Y así fue.
25 Hizo Dios las alimañas terrestres según su especie, las bestias según su especie y los reptiles del suelo según su especie: y vio Dios que estaba bien.
26 Dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra; que manden en los peces del mar y en las aves del cielo, en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la tierra.
27 Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó.
28 Después los bendijo Dios con estas palabras: «Sed fecundos y multiplicaos, henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra.»
29 Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la faz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla. Todo ello os servirá de alimento.
30 «A todos los animales terrestres, a todas las aves del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser animado de vida, les doy la hierba verde como alimento.» Y así fue. 31 Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Atardeció y amaneció: día sexto.
Génesis Capítulo 18
La visita del Señor a Abrahán en Mamré.
2 Alzó la mirada y vio que había tres individuos parados a su vera.
Inmediatamente acudió desde la puerta de la tienda a recibirlos, se postró
en tierra
3 y dijo: «Señor mío, si te he caído en gracia, no
pases de largo cerca de tu servidor.
4 Que traigan un poco de
agua, os laváis los pies y os recostáis bajo este árbol.
5 Yo iré
a traer un bocado de pan; así repondréis las fuerzas. Luego ya seguiréis
vuestro camino, que para eso habéis acertado a pasar a la vera de este
servidor vuestro.» Respondieron ellos:
«Hazlo como has dicho.»
6
Abrahán se dirigió presuroso a la tienda, adonde Sara, y le dijo: «Apresta
tres arrobas de harina de sémola, amásalas y haz unas tortas.»
7
Abrahán, por su parte, acudió a la vacada, apartó un becerro tierno y
hermoso y se lo entregó al mozo, que se apresuró a aderezarlo.
8
Luego tomó cuajada y leche, junto con el becerro que había aderezado, y se
lo presentó, manteniéndose en pie delante de ellos bajo el árbol. Así que
hubieron comido,
9 le dijeron:
«¿Dónde está tu mujer Sara?»
—«Ahí, en la tienda», contestó.
10 Dijo entonces aquél:
«Volveré
sin falta a ti pasado el tiempo de un embarazo, y para entonces tu mujer
Sara tendrá un hijo.» Sara lo estaba oyendo a la entrada de la tienda, a sus
espaldas.
11 Abrahán y Sara eran viejos, entrados en años, y a
Sara se le había retirado la regla de las mujeres.
12 Así que
Sara rió para sus adentros y pensó: «Ahora que estoy pasada, ¿sentiré el
placer, y además con mi marido ya viejo?».
13 Dijo Yahvé a Abrahán:
«¿Por qué se ha reído Sara, pensando que ahora de vieja no puede
parir?
14
¿Hay algo difícil para Yahvé? En el plazo fijado volveré, al término de un
embarazo, y Sara tendrá un hijo.»
15 Sara negó: «No me he reído»
(y es que tuvo miedo). Pero aquél dijo:
«No digas eso, que sí te has
reído.»
La intercesión de Abrahán en favor de Sodoma.
18 siendo así que Abrahán ha de ser un pueblo grande y poderoso, y que gracias a él serán benditos los pueblos todos de la tierra?
19 Porque yo le conozco y sé que mandará a sus hijos y a su descendencia que
guarden el camino de Yahvé, practicando la justicia y el derecho, de modo
que pueda concederle Yahvé a Abrahán lo que le tiene apalabrado.»
20
Dijo, pues, Yahvé: «El clamor de Sodoma y de Gomorra es grande; y su pecado
gravísimo.
21 Así que voy a bajar personalmente, a ver si lo que
han hecho responde en todo al clamor que ha llegado hasta mí, y si no, he de
saberlo.»
22 Partieron de allí
aquellos individuos camino de Sodoma, en tanto que Abrahán
permanecía
parado delante de Yahvé.
23 Abrahán le abordó y le dijo: «¿Así que vas a borrar al justo con el
malvado?
24 Tal vez haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Vas a
borrarlos sin perdonar a aquel lugar por los cincuenta justos que hubiere
dentro?
25 Tú no puedes hacer tal cosa: dejar morir al justo con
el malvado, y que corran los dos la misma suerte. Tú no puedes. ¿Va a fallar
una injusticia el juez de toda la tierra?»
26 Replicó Yahvé: «Si
encuentro en la ciudad de Sodoma a cincuenta justos perdonaré a todo el
lugar por amor de aquéllos.»
27 Replicó Abrahán: «¡Mira que soy
atrevido de interpelar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza!
28
Supón que los cincuenta justos fallen por cinco. ¿Destruirías por los cinco
a toda la ciudad?» Replicó: «No la destruiré, si encuentro allí a cuarenta y
cinco.»
29 Insistió todavía: «Supón que se encuentran allí
cuarenta.» Respondió: «Tampoco lo haría, en atención de esos
cuarenta.»
30 Insistió: «No se enfade mi Señor si le digo que tal
vez se encuentren allí treinta.» Respondió: «No lo haré si encuentro allí a
esos treinta.»
31 Volvió a decirle: «¡Cuidado que soy atrevido de
interpelar a mi Señor!
¿Y si se hallaran allí veinte?»
32
Respondió: «Tampoco los destruiría en atención a los veinte.» Insistió:
«Vaya, no se enfade mi Señor, que ya sólo hablaré esta vez: ¿Y si se
encuentran allí diez?» Replicó: «Tampoco los destruiría, en atención a los
diez.»
33 Partió Yahvé así que hubo acabado de conversar con Abrahán, y
éste se volvió a su
lugar.
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