LIBRO DE JEREMIAS
El profeta joven que destruye y edifica, dedicado a proclamar el mensaje de Dios. Trata tres temas principales; la urgencia de la conversión de Israel, La misión profética de Jeremías, El anuncio de la nueva alianza. Fue escrito en el 580 a.C. aproximadamente.
Los siguientes capítulos de este libro, son los que utilizaremos en los talleres de oración, para meditar sobre Dios como Padre amoroso. En la Lectio Divina los consultaremos como texto referentes al Evangelio, según el año litúrgico. También será base de análisis o estudio en las reuniones de grupo y material para las catequesis. Preparemonos para escudriñar el mundo de las Escrituras Sagradas.
Jeremías Capítulo 1
Título.
1 Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, de los sacerdotes de Anatot, en la tierra de Benjamín.
2 Le fue dirigida la palabra de Yahvé en tiempo de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, el año trece de su reinado;
3 y también en tiempo de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, hasta cumplirse el año undécimo de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el destierro de Jerusalén, en el mes quinto.
ORACULO CONTRA JUDA Y JERUSALEN
COMIENZO DE LA PEREGRINACION DE
JEREMIAS.
Vocación de Jeremías. Jr 1,
4 Me dirigió Yahvé la palabra en estos términos:
5 Antes de haberte formado yo en el vientre, te conocía; antes que nacieses, te había consagrado yo profeta; te tenía destinado a las naciones.
6 Yo respondí:
«¡Ah, Señor Yahvé! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho.»
7 Pero Yahvé me dijo:
No digas que eres un muchacho, pues irás donde yo te envíe y dirás todo lo que te mande.
8 No les tengas miedo,
que contigo estoy para protegerte
—oráculo de Yahvé—.
9 Entonces alargó Yahvé su mano y tocó mi boca. Después me dijo Yahvé:
Voy a poner mis palabras en tu boca.
10 Desde hoy mismo te doy autoridad sobre las gentes y sobre los reinos para extirpar y arrasar,
para destruir y derrocar, para reconstruir y plantar.
Primeras visiones y revelaciones. Jr 1,
11 Entonces me dirigió Yahvé la palabra en estos términos: «¿Qué estás viendo, Jeremías?» Respondí: «Veo una rama de almendro.»
12 Y añadió Yahvé: «Bien has visto. Pues así soy yo: vigilo mi palabra para que se cumpla.»
13 Nuevamente me dirigió Yahvé la palabra: «¿Qué estás viendo?» Respondí: «Veo un puchero hirviendo que se vuelca de Norte a Sur.»
14 Yahvé me dijo entonces:
«Es que desde el Norte se iniciará el desastre sobre todos los moradores de esta tierra.
15 Voy a convocar en seguida
a todos los clanes y reinos del Norte
—oráculo de Yahvé—.
Vendrán a instalarse
a las puertas mismas de Jerusalén, en torno a todas sus murallas,
y en todas las ciudades de Judá.
16 A todas pienso sentenciar por toda su malicia:
por haberme dejado a mí
para ofrecer incienso a otros dioses
y adorar la obra de sus propias manos.
17 Por tu parte, cíñete bien los lomos, ponte firme y diles cuanto te ordene. No desmayes ante ellos,
que yo no te haré desmayar.
18 Por mi parte, te convierto desde hoy
en plaza fuerte, en pilar de hierro,
en muralla de bronce frente a toda esta tierra,
así se trate de los reyes de Judá como de sus jefes, de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra.
19 Te harán la guerra,
mas no podrán contigo,
pues contigo estoy yo —oráculo de Yahvé— para salvarte.»
Jeremías Capítulo 18
Jeremías en el taller del alfarero. Jr 18,
1 Palabra que Yahvé dirigió a Jeremías:
2 Prepárate y baja a la alfarería, que allí
mismo te haré oír mis palabras.
3 Bajé a la alfarería, y resulta que el alfarero estaba haciendo un trabajo al torno.
4 El cacharro que estaba haciendo se estropeó como barro en manos del alfarero, y éste volvió a empezar, trasformándolo en otro cacharro diferente, como mejor le pareció al alfarero.
5 Entonces me dirigió Yahvé la palabra en estos términos:
6 ¿No puedo hacer yo con vosotros, Casa de Israel, lo mismo que este alfarero? — oráculo de Yahvé—. Lo mismo que el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, Casa de Israel.
7 Alguna vez puedo hablar, contra una nación o reino, de extirpar, arrasar y destruir;
8 pero si la gente contra la que hablé se retracta de su mal, yo también me retracto del mal que pensaba hacerle.
9 Y puede que alguna vez hable, tocante a una nación o un reino, de reconstruir y plantar;
10 pero, si hace lo que me parece mal y desoye mi voz, entonces yo desisto del bien que había decidido hacerle.
11 Ahora di a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén: Esto dice Yahvé: «Como el alfarero, estoy dando forma a una desgracia y concibiendo un plan contra vosotros. Así que volveos todos de vuestro mal camino y mejorad vuestra conducta y acciones.»
12 Pero van a decir: «Es inútil. Seguiremos nuestros planes y cada uno de nosotros se portará conforme a la terquedad de su obstinado corazón.»
13 Por tanto, así dice Yahvé: Vamos, preguntad entre paganos:
¿Quién oyó tal?
¡Bien fea cosa ha hecho
la doncella, capital de Israel!
14 ¿Faltará acaso de la peña excelsa la nieve del Líbano?,
¿o se agotarán las aguas crecidas, frescas, corrientes?
15 Pues bien, mi pueblo me ha olvidado;
a la Nada inciensan.
Han tropezado en sus caminos, aquellos senderos de siempre, para irse por trochas,
por camino no trillado,
16 desolando así su tierra, convirtiéndola en eterna rechifla:
el que pase se asombrará al verla y meneará con sorna la cabeza.
17 Como el viento solano los esparciré
delante del enemigo; les daré la espalda,
no les mostraré la cara el día de su infortunio.
Conspiración contra Jeremías. Jr 18,
18 Entonces dijeron: «Vamos a tramar algo contra Jeremías, porque no va a faltarle la ley al sacerdote, el consejo al sabio, ni al profeta la palabra. Vamos a calumniarle y no hagamos caso de sus palabras.»
19 Estate atento a mí, Yahvé, y oye lo que dicen mis contrincantes.
20 ¿Es que se paga mal por bien?
¡Pues me han excavado una fosa! Recuerda cuando acudía a ti para hablar en favor de ellos,
para que no les alcanzara tu cólera.
21 Así que entrega sus hijos al hambre y desángralos a filo de espada; queden sus mujeres sin hijos y viudas, sean sus varones asesinados, sus jóvenes acuchillados en la guerra.
22 Que se oigan gritos en sus casas, cuando traigas sobre ellos bandidos de improviso, pues cavaron una fosa para atraparme, y tendieron trampas para mis pies.
23 Pero tú, Yahvé, conoces
sus planes criminales contra mí.
Así que no disimules su culpa
ni borres de tu presencia su pecado.
¡Haz que caigan ante ti,
cuando tu ira, actúa contra ellos!
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