PRIMERA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS
Pablo escribe la carta a los corintios, incitándolos a la unidad y esclarecer sus confusiones. Exhortándolos a la unidad en Cristo y a ofrecer sus dones al servicio de la comunidad.
Los siguientes capítulos de este libro, son los que vamos a utilizar en los talleres de oración, para meditar sobre Dios como Padre amoroso. En la lectio divina los consultaremos como texto referentes al Evangelio, según el año litúrgico. También será base de análisis o estudio en las reuniones de grupo y material para las catequesis. Preparemonos para escudriñar el mundo de las Escrituras Sagradas.
1 Corintios Capítulo 1
Saludo Inicial.
1 Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y Sóstenes, el hermano,
2 a la iglesia de Dios que está en Corinto: a los santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos junto con cuantos, en cualquier lugar, invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro y de ellos.
3 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.
Acción de gracias.
4 Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, por los dones que Dios os ha otorgado por
medio de Cristo Jesús.
5 Y es que por medio de él habéis sido enriquecidos en todo, en palabras y en conocimiento,
6 en la medida en que se ha consolidado entre vosotros el testimonio de Cristo.
7 Así, ya no os falta ningún don divino a los que esperáis la Revelación de nuestro Señor Jesucristo.
8 Él os conservará irreprensibles hasta el fin, hasta el Día de nuestro Señor Jesucristo.
9 Pues fiel es Dios, por quien habéis sido llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor nuestro.
LAS DIVISIONES EN LA COMUNIDAD
Reprobación de las discordias.
10 Os exhorto, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que seáis unánimes en el hablar, y no haya entre vosotros divisiones; a que estéis unidos en una misma forma de pensar y en idénticos criterios.
11 Lo digo, hermanos míos, porque los de Cloe me han informado de que existen discordias entre vosotros.
12 Me refiero a que cada uno de vosotros anda diciendo:
«Yo soy de Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo».
13 ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
14 ¡Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de vosotros, fuera de Crispo y Gayo!
15 Así, nadie puede decir que habéis sido bautizados en mi nombre.
16 ¡Ah, sí!, también bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro.
17 Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el Evangelio, y no con palabras sabias, para no desvirtuar la cruz de Cristo.
La sabiduría del mundo y la sabiduría cristiana.
18 Pues la predicación de la cruz es una locura para los que se pierden; mas para los que se salvan —para nosotros— es fuerza de Dios.
19 Porque dice la Escritura: Destruiré la sabiduría de los sabios e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes.
20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el docto? ¿Dónde el intelectual que se ciñe a simples criterios humanos? ¿Acaso no entonteció Dios la sabiduría del mundo?
21 De hecho, como el mundo, mediante su propia sabiduría, no conoció a Dios en su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los creyentes mediante la locura de la predicación.
22 Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría,
23 nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, locura para los gentiles;
24 mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.
25 Porque la locura divina es más sabia que las personas, y la debilidad divina, más fuerte que las personas.
El llamado de Dios a los pobres.
26 ¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne
ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza.
27 Dios ha escogido más bien a los que el mundo tiene por necios para confundir a los sabios; y ha elegido a los débiles del mundo para confundir a los fuertes.
28 Dios ha escogido lo plebeyo y despreciable del mundo; lo que no es, para reducir a la nada lo que es.
29 De ese modo, ningún mortal podrá alardear de nada ante Dios.
30 De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de Dios, justicia, santificación y redención,
31 a fin de que, como dice la Escritura: El que se gloríe, gloríese en el Señor.
Primera de Corintios Capítulo 3
La inmadurez de los corintios
1 Yo, hermanos, no pude hablaros como a personas espirituales, sino como a carnales, como a niños en la fe de Cristo.
2 Os di a beber leche, y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Y ni siquiera ahora lo soportáis,
3 pues seguís siendo carnales. Porque, mientras haya entre vosotros envidia y discordia, ¿no creéis que seguís siendo carnales y vivís a lo humano?
4 Cuando dice uno: «Yo soy de Pablo», y otro:
«Yo soy de Apolo», ¿no
estáis procediendo según criterios humanos?
El ministerio apostólico
5 ¿Quién es, pues, Apolo? ¿Y quién es Pablo?... ¡Servidores, por medio de los cuales habéis creído! Cada uno trabajó según el designio del Señor:
6 yo planté y Apolo regó, mas fue Dios quien proporcionó el crecimiento.
7 De modo que el que planta y el que riega nada son, sino Dios, que proporciona el crecimiento.
8 Además el que planta y el que riega son una misma cosa, si bien cada cual recibirá el salario según su propio trabajo.
9 Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros, el campo que Dios cultiva,
el edificio que Dios construye.
La edificación del templo de Dios.
10 Conforme a la tarea que Dios me confió, yo, como buen arquitecto, puse los cimientos, y otro construye sobre ellos. ¡Pero que cada cual mire cómo construye!
11 Pues nadie puede poner otros cimientos que los ya puestos: Jesucristo.
12 Sobre estos cimientos se puede construir con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno o paja,
13 pero la obra de cada cual quedará patente; la pondrá al descubierto el Día, que vendrá acompañado de fuego. Y el fuego probará la calidad de la obra de cada cual.
14 Aquél cuya obra, construida sobre los cimientos, resista, recibirá la recompensa.
15 Mas aquél cuya obra quede abrasada, sufrirá el castigo. Él, no obstante, quedará a salvo, pero como quien escapa del fuego.
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita
en vosotros?
17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque
el templo de Dios es sagrado, y vosotros sois ese templo.
La verdadera sabiduría.
18 ¡Que nadie se engañe! Si alguno de vosotros se cree sabio según los criterios de este mundo, mejor es que se vuelva necio, para llegar a ser sabio.19 Pensad que, para Dios, la sabiduría de este mundo no es más que necedad. En efecto, dice la Escritura: El que enreda a los sabios en su propia astucia.
20 Y también: El Señor conoce cuán vanos son los pensamientos de los sabios.
21 Así que nadie se gloríe en las personas, pues todo es vuestro:
22 ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro..., todo es vuestro.
23 Y vosotros sois de Cristo, y Cristo, de Dios.
Primera de Corintios Capítulo 13
La preminencia del amor.
1 Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
2 Ya podría yo tener el don de profecía y conocer todos los misterios y toda la ciencia, o poseer una fe capaz de trasladar montañas; si no tengo caridad, nada soy.
3 Ya podría yo repartir todos mis bienes, e incluso entregar mi cuerpo a las llamas; si no tengo caridad, nada me aprovecha.
4 La caridad es paciente y bondadosa; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa ni orgullosa;
5 es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal;
6 no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad.
7 Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.
8 La caridad no acabará nunca; en cambio, desaparecerán las profecías, cesarán las lenguas y desaparecerá la ciencia.
9 En realidad, nuestra ciencia es parcial, y parcial nuestra profecía;
10 pero, cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo parcial.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero, al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño.
12 Ahora vemos como en un espejo, de forma borrosa; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré tal como soy conocido.
13 Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres realidades. Pero la mayor de todas ellas es la caridad.
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