La preparación técnica es de suma importancia para un proclamador de la Palabra de Dios, ya que es Dios mismo el que habla a su pueblo, a través de tu voz.
Al prepararte técnicamente para leer ante el pueblo de Dios, logras:
1. Respeto al texto sagrado:
El proclamador que se prepara técnicamente, demuestra su respeto y dedicación hacia el texto sagrado. La atención a los detalles técnicos, muestra un compromiso con la Palabra de Dios y su correcta proclamación.
2. Claridad en la transmisión del mensaje:
La adecuada preparación técnica, faculta al ministro lector para que, se exprese de manera clara y comprensible, evitando confusiones o malentendidos por parte de los oyentes.
3. Transmisión adecuada de las emociones:
La preparación técnica, ayuda al proclamador, a transmitir las emociones adecuadas, según el contenido del texto. Esto permite que los fieles capten las emociones y los sentimientos expresados en las Escrituras, facilitando que se identifiquen con el mensaje que Dios les quiere transmitir.
4. Facilita la comprensión:
Una buena preparación técnica, que incluye aspectos como la dicción, el ritmo y el énfasis, facilita la comprensión del mensaje por parte de los oyentes. Esto les permite captar y asimilar mejor el contenido de las Escrituras y que el mensaje llegue con mayor fuerza y resonancia en los corazones de los fieles.
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5. Credibilidad y confianza:
Una preparación técnica adecuada, brinda al ministro lector, mayor confianza en su capacidad para comunicar el mensaje. Esto contribuye a generar credibilidad y autoridad en su ministerio, lo que puede impactar positivamente en la receptividad de la audiencia.
6. Profesionalismo:
La preparación técnica, muestra un enfoque profesional y serio en el rol del proclamador. Al dedicar tiempo y esfuerzo a mejorar sus habilidades de comunicación verbal, el proclamador demuestra su compromiso y respeto hacia el ministerio de proclamar la Palabra de Dios.
Si bien es cierto que, los aspectos descritos anteriormente son logrados gracias a la preparación técnica, este ministerio exige una vida coherente con las enseñanzas de las escrituras y ser asiduos en la oración. Porque, el ministro ordinario lector, no solo debe conocer la técnica, sino también, al autor del texto. Puedes prepararte realizando la invocación al Espíritu Santo o la Oración Para Servir.
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