52. Súplica
Dame, Señor, la simplicidad de un niño
y la conciencia de un adulto.
Dame, Señor, la prudencia de un astronauta
y el coraje de un salvavidas.
Dame, Señor, la humildad de un barrendero,
y la paciencia de un enfermo.
Dame, Señor, el idealismo de un joven
y la sabiduría de un anciano.
Dame, Señor, la disponibilidad
del Buen Samaritano
y la gratitud del menesteroso.
Dame, Señor, todo lo que de bueno
veo en mis hermanos,
a quienes colmaste con tus dones.
Haz, Señor, que sea imitador de tus santos,
o, mejor, que sea como Tú quieres:
perseverante, como el pescador,
y esperanzado como el cristiano.
Que permanezca en el camino de tu Hijo
y en el servicio de los hermanos. Amén.
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