SALMO 131 (130)
La infancia espiritual.
1 Canción de las subidas. De David.
Mi corazón, Yahvé, no es engreído,
ni son mis ojos altaneros.
No doy vía libre a la grandeza,
ni a prodigios que me superan.
2 No, me mantengo en paz y silencio,
como niño en el regazo materno.
¡Mi deseo no supera al de un niño!
3 ¡Espera, Israel, en Yahvé
desde ahora y por siempre!
Textos relacionados: Salmo 139, Isaías 66, 12-13, Mateo 18, 1-5
El salmo 131 (130) es conocido como el tierno salmo de confianza, está relacionado con la imagen de la madre con su niño en brazos, reflejando la serenidad de la confianza plena, característica de la infancia espiritual. Ha sido la inspiración de santos, que se ven como pequeños en los brazos de Jesús.
El tema central del Salmo 131 es la humildad y la confianza en Dios. El salmista expresa su actitud humilde y tranquila ante Dios, de abandono en Dios y se somete a su voluntad, buscando la paz y la tranquilidad en la relación con Dios. Reflejado mediante el símbolo del niño en brazos de su madre.
¿Has experimentado la riqueza de la oración escrita o llevas un Cuaderno Espiritual? Al igual que el salmista, tú también puedes utilizar el cuaderno para escribir tus oraciones, peticiones y agradecimientos. Esto no solo te ayuda a mantener un registro de tus conversaciones con Dios, sino que también te permite ver cómo han sido respondidas con el tiempo, fortaleciendo tu fe. Existen algunos ejemplares especiales para esta función:
El Salmo 131 se clasifica como un Salmo de Ascensión, que son un grupo de salmos que van del 120 al 134. Y se cantaban o recitaban tradicionalmente durante las peregrinaciones a Jerusalén, especialmente durante las fiestas religiosas. Estos salmos a menudo reflejan la confianza en Dios y la paz que se encuentra al estar en su presencia.
El salmo 131 lo meditamos en nuestra Quinta semana de talleres de oración y vida, con el objetivo: Hágase tu Voluntad.
.OA.
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